Riaza Los Gayumbos desde 1990

La comarca Nordeste de

Segovia

, con el apoyo de la Diputación, se dispone a levantar su voz en las próximas semanas para exigir la reapertura de la línea férrea de Madrid a Burgos por Aranda de Duero, al entender que el regreso de los trenes puede contribuir a revitalizar la zona. Inaugurada en 1968, dicha línea soportó un importante tráfico durante dos décadas hasta que en los años 90 entró en declive. El golpe de gracia fue en marzo de 2011, cuando se produjo un desprendimiento en el túnel en Somosierra, dejando sepultada una máquina bateadora encargada de efectuar trabajos de mejora de la línea. De forma sorprendente, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) optó por no reparar el túnel. Y el pasado año decretó el cierre definitivo de la única estación intermedia que permanecía operativa, la de Aranda de Duero, una decisión que que duramente criticada en la provincia de Burgos. Los burgaleses, y en especial los vecinos de Aranda, se han convertido en los paladines del resurgimiento de la vía férrea, vital para su economía.

Así, crearon la denominada ‘Plataforma por el Ferrocarril Directo Madrid - Aranda de Duero - Burgos’, impulsora de diversas actividades reivindicativas en los últimos meses.

Su presidente, el arandino Jorge Núñez, explicó ayer a esta Redacción que el colectivo encargó a la Universidad de Burgos un estudio para conocer la viabilidad de la línea férrea, cuya principal conclusión es la de que la reapertura de la línea se traduciría en un ahorro de 465 millones de euros en 20 años. El mismo trabajo estima que las actuaciones necesarias para lograr que la línea vuelva a estar operativa tendrían un coste de entre 11 y 14 millones de euros.

“Queremos que se resucite esta línea; nos parece lógico que el flujo de mercancías entre Madrid y el norte de España vaya por el camino más corto, que es precisamente éste”, señala Núñez, quien estima que, además de la viabilidad económica del proyecto, también acarrearía beneficios de tipo medioambiental.

En su campaña para conseguir apoyos, esta plataforma ha contactado con los ayuntamientos segovianos que cuentan con estación en esta línea (Santo Tomé del Puerto,

Riaza

,

Boceguillas

, Campo de San Pedro y Maderuelo), en su convencimiento de que se unirán a la reclamación a ADIF. El Ayuntamiento de

Riaza

, por unanimidad de su corporación, aprobó una moción en la que se solicita al Ministerio de Fomento “que tome todas las medidas oportunas para el acondicionamiento y reapertura del tráfico de mercancías de la línea férrea Madrid - Aranda de Duero - Burgos”. En el texto de dicha moción también se pide “que se busquen fórmulas de gestión de este ferrocarril conjuntamente con el sector empresarial”.

No solo los ayuntamientos segovianos se están posicionando. Desde el grupo de acción local

Codinse

, María del Mar Martín ha mostrado su deseo de que la mencionada línea férrea se reabra. “No entiendo cómo es posible que cuando en Europa el ferrocarril sea el principal medio de transporte público aquí se estén cerrando líneas”, manifestó, agregando que “en España se ha apostado por las líneas de alta velocidad entre grandes ciudades, pero al precio de dejar morir otras líneas”.

El Fondo para el Refugio de las Hoces del

Riaza

, por medio de su impulsor, Fidel José Fernández y Fernández Arroyo, también se ha sumado a la petición de reapertura, al considerar que dicha línea férrea sería el mejor medio de transporte para trasladar a los turistas madrileños a la zona. La plataforma también ha remitido una carta a la Cámara de Comercio de

Segovia

, estando a la espera de que se pronuncie a favor de la línea férrea Madrid - Burgos. Y, previsiblemente, la Diputación también se manifestará en idéntico sentido.

“No podemos permitir que siga habiendo casi un millón de hectáreas sin una estación de ferrocarril; la obstinación de ADIF tiene que acabar”, declara Núñez, quien espera que la provincia de

Segovia

“empuje” para conseguir, a no mucho tardar, que se solucione el problema del túnel de Somosierra y vuelvan a circular trenes entre Madrid y Burgos.

Una raya de 60 kilómetros por tierras segovianas

Desde finales del siglo XIX Burgos ansiaba una línea férrea que uniera la ciudad con Madrid. Los primeros proyectos se redactaron en 1892, 1893 y 1894. Ya en 1908 se celebró en la capital burgalesa un banquete, con asistencia de las fuerzas vivas, para pedir al general Polavieja que hiciera valer su influencia en el Gobierno para que se llevase a cabo la construcción del ferrocarril. La idea de contar con esa línea férrea se convirtió en una obsesión. Pero habrían de pasar todavía unos años hasta que, en 1926, se promulgó un decreto que aprobaba la construcción del ferrocarril Madrid - Burgos. Sin embargo, el camino resultó espinoso.

La Guerra Civil supuso una interrupción total del proyecto. Y otro tanto acontecería durante el conflicto europeo.

En 1963 vio la luz una ley de inversiones para nuevos ferrocarriles, y el de Madrid a Burgos fue uno de los beneficiarios. Finalmente, en 1968 se produjo la inauguración de la línea, de 280 kilómetros, de los cuales 110 correspondían a Madrid, otros tantos a Burgos y el resto a Segovia. De su construcción de destacó entonces sus alardes técnicos, advirtiendo que contaba con 12 grandes viaductos y 45 túneles. La inversión total fue muy alta para la época, 6.695 millones de pesetas.

Apagados los ecos de su inauguración, la línea tuvo importante tráfico durante dos décadas. Luego entró en declive. Y, en 2011, se cerró. Pero cada vez son más los que solicitan a ADIF que reconsidere su postura y apueste por insuflar nuevamente vida a esta línea.

Desde la ‘Plataforma por el Ferrocarril Directo Madrid - Aranda de Duero - Burgos’ se recuerda que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta, sacando a relucir esa máxima para advertir que, ahora, para conectar ambas capitales es necesario tomar un recorrido alternativo por Valladolid, “un grave contratiempo, especialmente para los trenes de mercancías, que recorren 100 kilómetros de más para ir de Madrid al norte de España”. En su petición de reapertura de la línea, dicho colectivo sostiene que esa resurrección contribuiría a reducir el tráfico de carretera, con el consiguiente descenso de emisiones de CO2 a la atmósfera.