Riaza Los Gayumbos desde 1990

"Érase una vez un país maravilloso llamado España. Corrían los últimos días del año 2014. Los españoles empezaban a dejar atrás una crisis económica que desde 2007 venían soportando año tras año. Sin embargo, la sensación de precariedad continuaba e impedía que los hechos de una recuperación constatable se acabaran de plasmar en la realidad deseada del día a día.

Era indudable que la economía española estaba demostrando un dinamismo y una solidez para sobreponerse a las adversidades y complicaciones. La consolidación de la economía española ponía de manifiesto los efectos beneficiosos de las reformas adoptadas por el Gobierno y, sobre todo, del esfuerzo que habían realizado todos los españoles durante los tres últimos años. Nuestro país había hecho una gran parte de "sus deberes". Todo lo habían soportado la familias y las empresas, el sustrato productivo fundamental del país. Sin embargo, las administraciones públicas no habían realizado un sacrificio proporcional al reto planteado porque no se habían realizado las reformas estructurales deseables para prevenir futuros desequilibrios y así ir reduciendo nuestra deuda acumulada.

Quedaba, por tanto, mucho por hacer y España se jugaba mucho en 2015; todavía teníamos grandes desequilibrios como acreditaba nuestro 23% de paro y la proximidad de varias citas electorales en los próximos meses, junto a la situación planteada en Cataluña, auguraban grandes incertidumbres. Era el momento de la responsabilidad y del sentido de Estado, porque los ciudadanos no iban a perdonar que por intereses electorales y partidistas se arruinase la recuperación iniciada con tanto sacrificio y se cuestionara nuestro futuro desarrollo y progreso.

España estaba abocada a asumir un nuevo reto (con un esquema parecido al de los Pactos de La Moncloa de la transición constituyente) de convocatoria urgente que pusiera en valor la inteligencia política del gobierno actual y de todo el arco parlamentario del Congreso, emulando en coraje al Adolfo Suárez de 1977 que hizo en apenas 200 días lo que durante muchos años se había estimado como imposible. Pero el tiempo transcurría y no parecían darse las condiciones necesarias para consensuar lo esencial: la gobernanza positiva de todos, con todos y para todos los ciudadanos de aquella nación extraordinaria que todavía se llamaba España.

Pero hete aquí que el "milagro" se produjo en aquellas vísperas de la mañana del día de Nochebuena de 2014. Sería por el espíritu de la Navidad o vaya usted a saber por qué, pero el caso es que Mariano Rajoy citó en La Moncloa a los principales jefes de fila de la oposición y al resto de grupos políticos con representación parlamentaria, incluida la formación liderada por Pablo Iglesias, que aunque no tenía actas de diputados en la carrera de San Jerónimo sí las tenía en Bruselas. También acudieron los lideres empresariales y sindicales. No faltó nadie.

Los políticos, por fin, estaban dispuestos a empujar el carro de las grandes decisiones y los grandes emprendimientos consensuándolo todo, absolutamente todo, con sentido común y sin otra ambición que la de colocar a España en el lugar que la correspondía en el mundo. Se aparcaron ideologías. Todos cedieron en esto o aquello. Los españoles deberían recobrar la confianza inmediatamente y para ello nada mejor que unos acuerdos en las líneas básicas de actuación, en las que todos (y valga la redundancia) estarían de acuerdo, para lograr los objetivos.

Y dicho y hecho, el comunicado conjunto de todas las fuerzas políticas que tras la reunión en Moncloa se dio a conocer a los españoles, no admitía ninguna duda. España saldría adelante en 2015. El Gran Pacto por la Estabilidad (asi fue denominado) se presentó al Rey Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela y dos días después el BOE lo publicó y dio carta de naturaleza.

El año 2015 fue el comienzo de una recuperación asombrosa de la economía española. Las empresas contrataban sin parar y el desempleo empezó a ser historia. En lo social, los avances se consolidaron de forma espectacular; la sanidad y la educación se "blindaron" de la mejor de las maneras posibles: con el aumento presupuestario en busca aumentar su calidad; los pensionistas nada habrían de temer nunca más, al contrario, sus prestaciones aumentaron gracias a la solidaridad del Estado y a las excelentes cifras que ofrecían nuestros ratios económicos. En el orden político no hubo mayores controversias: catalanes y vascos reconocieron su ADN español y se dedicaron con la misma fuerza que el resto de los españoles a fortalecer todas nuestras instituciones; se reformaría la Constitución manteniendo la esencia de la misma, sin rupturas. El tema de los sueldos de los profesionales de la política se resolvió igualando a todos por abajo, tomando como referencia el del presidente del Gobierno, y no por arriba; se agruparon ayuntamientos por un lado, y diputaciones provinciales por otro. Todas las medidas tomadas fueron un gran éxito que a todos correspondió sin exclusiones.

Sí, aquellas fiestas de Navidad de 2014 fueron inolvidables y los españoles fueron muy felices y comieron perdices gracias a la altura de miras de sus políticos...Y colorín colorado, este cuento se ha acabado."

Queridos amigos de El Adelantado, espero que el cuento les haya gustado, pero se trata sólo de eso, de un cuento que he soñado por unos instantes al calor del "hogar" que desprende la chimenea del salón de casa en

Riaza

con vistas a

La Pinilla

y la ermita de Hontanares. El despertar me devuelve a la realidad. Me incorporo para desayunar unos churros de "Pili" (los mejores del mundo) con un café con leche que me acaba de preparar mi mujer. Pongo la radio para escuchar las noticias e informan que en el Congreso alguien ha llamado "retrógrado" a alguien. No tenemos remedio. Me voy al desván. Desempolvo mi vieja guitarra de los años 70 y entono con tres acordes una canción mítica compuesta por Manolo Díaz e interpretada por el grupo de música pop "Los Pasos" en los años sesenta: "Ayer tuve un sueño". Vean si no, y canten conmigo..."Ayer tuve un sueño, fue sensacional, las gentes vivian en paz/ Nadie pensaba en engañar, pues existía la amistad/ Nunca he soñado nada igual/ Soñé que todo era verdad y respiré felicidad/ Sentí calor al verte allí y me asombre de lo que vi/ Soñé que había libertad y descubrí amabilidad/ Pensé quedarme siempre allí, al despertar entristecí/ Ayer tuve un sueño, que poco duró/ Como era muy bueno, pasó/ Quisiera hacerlo realidad y cuando me sienta soñar procuraré no despertar..." ¡Qué maravilla de letra, no me digan!

No pierdan la esperanza, queridos lectores, "que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son". ¡¡Felices Pascuas!!