Riaza Los Gayumbos desde 1990

Hace apenas unos días (el pasado sábado 27 de mayo) escribía yo en mi columna de "El Adelantado" lo siguiente: "El Real Madrid puede proclamarse Campeón de Europa (la UEFA Champions League, ahora) el próximo sábado 3 de junio en el Estadio Nacional de Gales en Cardiff con permiso de la "vecchia signora", la Juventus de Turín. Sería la Duodécima, con la que ya tendríamos seis en blanco y negro y otras seis en colores. La pera limonera. El no va más. Lo nunca visto. El Real Madrid, por otra parte, acaba de proclamarse campeón de Liga con todo merecimiento. Era el principal objetivo de la temporada 2016-2017 porque nuestra Liga es el auténtico campeonato de la regularidad, la credibilidad innegable para una afición acostumbrada a los éxitos, las letras imborrables que se quedan añadidas a la historia de una Sociedad... Y suma y sigue. Ya van 33. ¡Ahí es ná!, como diría un castizo del foro madrileño. La misma fiesta, la misma ilusión (si acaso corregida y aumentada), el mismo protocolo y los mismos propósitos se pueden repetir en la inminente ocasión que se presenta en Cardiff, caso de ganar la finalísima. ¿Y cómo llega el Real Madrid a la final del día 3? Pletórico, a tope físicamente y con la autoestima por las nubes. Con sus dos estrellas del momento, Isco y Cristiano, en su mejor momento de la temporada, y el resto (Marcelo, Carvajal, Ramos, Casemiro, Modric, Kroos, Benzema, Lucas, Asensio y Morata) en plena forma. El Madrid es claro favorito por mucho que se diga que en una final no lo hay. Ya sé que la Juventus es un serio rival que también llega de ganar su campeonato nacional, pero el Madrid es muy superior hoy por hoy (comparen si no...Higuaín, Mandzukic y Dybala frente a Cristiano, Bale, Isco, Benzema y compañía). No hay color. Naturalmente en fútbol puede pasar de todo, pero creo que no habrá sorpresas en esta ocasión."

Vamos que, como pueden constatar, clavé el pronóstico; no me digan que no (jejeje). Tampoco se equivocó mi buen amigo Pedja Mijatovic (El Héroe de la Séptima) en unas declaraciones que hizo al diario "El Mundo" en la víspera de la final. El entrevistador le pregunta: "Sé de dos niños españoles que se han comprado una camiseta de la Juventus para el partido de mañana. ¿Qué le diría a su padre?" Mijatovic le responde así: "Que es muy atrevido. Sus hijos le reprocharán que les comprara una camiseta del que va a perder la Champions". ¡Qué grande Pedja! Genial como siempre el montenegrino. Efectivamente, no hubo sorpresas. El Real Madrid no solamente ganó, como estaba cantado, sino que también jugó su mejor fútbol de la temporada. Y además goleó.

El Madrid, amigos, como vimos todos, sentó "cátedra" en Cardiff. Tras una primera parte de tanteo en la que ambos equipos se estudiaban a fondo en su intento por descubrir las verdaderas intenciones de cada uno de ellos, llegó la segunda, y con ella la explosión de la excelencia madridista. Justo unos minutos antes de la reacción madridista, Javi Alcón había llegado al restaurante del Hotel Plaza (sede habitual de la Peña Madridista de

Riaza

) con dos enormes hogazas de pan, dos hornazos salmantinos... "a la riazana". Ése fue el envite definitivo, nuestro "chute" para el despegue de nuestro ánimo entusiasta. Desde el primer minuto de los segundos 45, el Real (¿o Irreal?) Madrid mostró, sin pudor alguno, sus cartas marcadas a sangre y fuego a su rival: "¡queremos ganar el partido!" La intensidad de los jugadores blancos (con uniforme morado en esta ocasión), fue tal, y tan brutal, que a partir de ese momento arrollaron y desarbolaron absolutamente a los de Turín. Aparecieron Modric, Kroos y Casemiro (que me recordó su mejor versión de cuando jugaba en el filial, el Castilla) y el encuentro pegó un giro de 360 grados. Ya todo fue coser y cantar. Cristiano, Marcelo y Carvajal corrían, volaban, danzaban y, al tiempo, jugaban al fútbol como los propios ángeles. Igualito que aquel Madrid de leyenda que comandado por Di Stefano y sus lugartenientes Santamaría, Del Sol, Puskas y Gento, ganó la quinta Copa de Europa en Glasgow al Eintracht de Frankfurt en 1960.

Llegó la goleada y el éxtasis coral de quienes presenciábamos el partido: personas en edad provecta que celebrábamos los goles como niños forofos de 12 años. Finalizado el partido del siglo, era llegado el momento de cumplir con lo prometido . En mi automóvil esperaban unas zapatillas, un bañador y una amplia toalla. Aguardaba también La Jacinta ("La Cibeles de Riaza"). El baño no se pudo consumar. La Jacinta estaba seca, sin rastro de agua, seguramente derramada por la emoción de la contienda. Sobre la marcha cambié la promesa: subiré 12 veces (una por cada Copa de Europa) a pie hasta la ermita de Nuestra Señora de

Hontanares

el próximo verano. Y es que los riazanos (yo lo soy de adopción) somos, a qué negarlo, mayoritariamente madridistas. A mi me hizo "blanco" Di Stéfano desde que tuve uso de razón y socio infantil (1962) mis padres.

El Real Madrid ha conquistado su 12º entorchado europeo de la forma más brillante que imaginarse pueda (como ha hecho recientemente la Gimnástica Segoviana al lograr su ascenso de categoría) poniendo en valor la esencia de su ADN competitivo y ganador y, al mismo tiempo, el de todas sus virtudes históricas más reconocibles: amor a unos colores, entrega, sacrificio, talento y solidaridad. Las páginas de la historia del deporte, del fútbol ("lo más importante entre las cosas menos importantes", como dice Jorge Valdano) escribirán en letras de oro, a su vez, la "historia interminable" de la que es la entidad deportiva más grande del mundo: el Real Madrid. El mejor equipo de fútbol del mundo.

Ahora de lo que se trata es de administrar las victorias con una gestión natural, tranquila. Digamos que más o menos como hasta ahora. Es la mejor fórmula para no morir de éxito. Las grandes ideas deben ser como mínimo, cuanto más sencillas, mucho mejor. A las bajas ya confirmadas en nuestra plantilla (Coentrao, James, Pepe, Mariano) solo queda desearles la mejor de las suertes en sus respectivos destinos profesionales, principalmente a Pepe, que durante 10 años lo dio todo por nuestro Club; Vallejo, Marcos Llorente y Theo, son la alternativa a ellos de momento. Si además logramos convencer a Álvaro Morata (¡qué golazo marcó ayer a Colombia!) para que siga en el Club, este sería el mejor "fichaje" del verano porque se trata del mejor "9" del mundo. Hace falta, eso sí, incorporar un "porterazo" de verdad (el gol que marcó Mandzukic a keylor no fue de recibo, por mucho que Zizou quiera su continuidad) y únicamente hay tres en el mercado: Courtois, De Gea y Schmeichel (se habla también del jovencísimo italiano del Milán, Donnarumma, y hasta de Luca Zidane). Y no necesitamos a nadie más, porque no hay nadie que pueda mejorar la actual plantilla madridista.

Y acabo. Tras la colosal exhibición del Real Madrid en Cardiff, y como quiera que todo es mejorable en esta vida, la sensación que nos deja el equipazo merengón es la de no tener techo en sus legítimas aspiraciones por alcanzar la excelencia deportiva y corporativa, el presentimiento de que lo mejor está por venir. Así que...¡Cómo no te voy a querer si eres Campeón de Europa por Duodécima vez...! ¡¡Hala Madrid y Nada Más!!