Foto: Diego Guerrero Dominguez
La Peña Madridista de
Riaza
celebró el pasado viernes 30 de junio su cena de gala en conmemoración del XXV aniversario de su fundación. Unas "bodas de plata" coincidentes con una de las mejores temporadas de nuestro Club. La Liga doméstica (la más importante del mundo), y van 33, y la Champions (¡la Duodécima!) pasan a engrosar nuestra sala de trofeos, después de tres últimos meses en el que el juego del equipo se mostró al universo entero de forma arrolladora y espectacular. Una temporada como digo, la de 2016-2017, para enmarcar y que ya forma parte de la historia y leyenda legendaria del club más laureado del mundo, o lo que es lo mismo, del mejor equipo de fútbol del siglo XX y lo que llevamos del XXI: el REAL MADRID.
Más de un centenar de personas, socios de la Peña a la vez que abonados del Real Madrid, se dieron cita en el amplísimo salón principal del Asador-Restaurante Plaza (también hotel) que el empresario, emprendedor y restaurador José Luis Pastor y su esposa Angelines Gutiérrez regentan en el centro neurálgico de nuestra Villa, en su bellísima e incomparable Plaza Mayor
riazana
situada a los pies de nuestra Sierra de
Hontanares
, la cordillera "alpina" del nordeste segoviano, en el "Piamonte" de Castilla. El acogedor restaurante es sede oficial de la peña desde que la misma echó andar y se oficializó formalmente un 22 de noviembre de 1991. Un estreno y puesta de largo que contó con la presencia del mejor jugador de fútbol de todos los tiempos: Don Alfredo di Stéfano y del directivo Javier Gil de Biedma.
Para la ocasión que nos ocupa, el presidente de la peña Gregorio Martín ("¡Adobe no te vayas!", le corearon los peñistas en la reciente asamblea celebrada ante su enésimo amago o intentona de pegar la "espantá", pero tranquilos amigos, Goyo no se va, se queda "for ever") y el vicepresidente José María Gonzalo, acertaron plenamente cursando invitación por segundo año consecutivo al veterano jugador blanco, el gaditano Juan José ("Sandokán"), siempre tan cercano y amable con los seguidores blancos, que jugó tres temporadas magníficas defendiendo el escudo madridista a principios de los años ochenta. La ocasión, sin embargo, se presentaba oportuna para homenajear a lo grande a nuestra mítica e histórica sección de baloncesto, tras tantos años de éxitos continuados, en la figura de una leyenda como es Emiliano Rodríguez, el que fuera ídolo de nuestro basket durante casi 14 temporadas de trayectoria inmaculada y actual presidente de honor de la sección. "Emi" aceptó nuestra invitación inmediatamente y acompañado de su gentil esposa "Cuca" se acercó hasta
Riaza
para pasar una velada que él mismo calificó de extraordinaria al término de la misma (alrededor de las 3 de la mañana del sábado).
En mi ya cada vez más alejada adolescencia, tuve algunos ídolos deportivos blancos, supongo que igual que otros muchos socios y seguidores del Real Madrid y practicantes del deporte en general: Amancio en fútbol y Emiliano en baloncesto. Fueron, cada uno en lo suyo, nuestras estrellas más rutilantes de la década prodigiosa de los sesenta. Emiliano llegó al Real Madrid en 1960 para conformar un "cinco" fantástico que estaba formado por Lolo Sáinz, Burgess, Luyk, Sevillano y Emiliano... y con el "monstruo" Pedro Ferrándiz como técnico. La llegada de Emiliano equivale en el baloncesto del Madrid y en el de España a la de Di Stefano en fútbol. Hubo un antes y un después de Emiliano en nuestro baloncesto, como hubo un antes y un después de Di Stefano en nuestro balompié. Transcurridos tantos años, lo mismo Di Stefano, ya desaparecido, como Emiliano, siguen siendo los referentes máximos de un club como el Real Madrid y de los dos deportes que lo catapultaron a la mitología deportiva y popular. Al baloncesto le pasó como al fútbol blanco: había nacido para ganarlo todo.
El Madrid hizo de su pabellón (el "Raimundo Saporta") en la antigua Ciudad Deportiva del Paseo de la Castellana un centro de exhibiciones y exquisiteces baloncestísticas que no solo le han dado el prestigio como club español con más títulos en su historia y uno de los más grandes de Europa, sino que contribuyó decisivamente al definitivo lanzamiento del baloncesto. Para entendernos, sin el Real Madrid la realidad del baloncesto sería otra. Y todo ello sea dicho de paso, sin olvidarnos del Estudiantes, el equipo del Instituto Ramiro de Maeztu (mi "cole" donde cursé el bachillerato) que también creó y mantiene una soberbia afición que tanto ha ayudado a engrandecer el deporte de la canasta.
Lo de Emiliano fue impactante en su momento. Con él llegaron 12 Ligas consecutivas. Las 4 primeras Copas de Europa. Su forma de jugar no tenía antecedentes. Era distinto a todos, único: rapidísimo al contraataque, las encestaba todas desde media distancia y sus entradas al tablero para dejar bandejas con la mano derecha o izquierda eran espectaculares. Jamás le vi fallar un tiro libre. Su media de puntos por partido no bajaba de 30, y todavía no se contabilizaban los tiros de 3 puntos como ahora. Jugó la friolera de 176 partidos con la selección de España en tiempos en que se jugaban la mitad de partidos internacionales que se disputan hoy en día. Fue un revolucionario, un innovador táctico sobre la cancha que catapultó al Real Madrid de baloncesto a la gloria. Un deportista de referencia como lo fueron y son para siempre, Manolo Santana, Ángel Nieto, Paquito Fernández Ochoa, Bahamontes o Severiano Ballesteros. En definitiva, Emiliano Rodríguez fue y es un auténtico crack como jugador. Y como persona, ¡qué decir!, un fuera de serie, un fenómeno, como pudieron comprobar los peñistas riazanos la tarde-noche del pasado viernes durante la cena y charla posterior.
La celebración del XXV aniversario, fue, como ya he dicho, un éxito rotundo. La organización del acto y la logística del mismo resultó impecable, y ello se lo cargamos en "el haber" de su carismático y peculiar presidente, Goyo, y de José María, Diego, Valentín, Manolo (el reportero de las peñas blancas), amén de José Luis Pastor, propietario del Plaza, y algunos más que se desvivieron para que así fuese. También acudieron a la cita
riazana
peñistas merengones de
Ayllón
,
Fresno de Cantespino
,
Sepúlveda
, Coca, Cuéllar, La Granja, Burgos, Soria y otros lugares que me dejo en el tintero. Por imponderables particulares de última hora no pudo asistir Antonio Ruiz, recién llegado a Madrid desde Calahorra, donde el Juvenil A que entrena Guti conquistó la Copa del Rey en su final ante al Atlético; ni tampoco Toñín "El Torero", Tomás Roncero o "Pípi" Estrada. Si que estuvo con nosotros otro invitado de élite, de nivel, Agustín Cuenca, el flamante presidente de la Gimnástica Segoviana, ascendida a la 2ª B hace unos días, acompañado por dos de los "galácticos" del equipo de la capital del Acueducto: "nuestro" Manuel Olmedilla "Manu", canterano del Sporting
Riazano
, un polivalente todocampista de gran categoría (una especie de "mix" entre Kross, Modric, Ceballos y Saúl, pero con más motor que estos cuatro juntos), y Dani Arribas, el fino estilista e incansable delantero goleador del conjunto blaugrana. Ahora les toca consolidarse en la nueva categoría conquistada a sangre y fuego. Ojalá que así sea. Abraham García (sus colores son más blancos que la nieve de
La Pinilla
), que entrenó a distintos equipos de la cantera madridista, es el técnico renovado recientemente. Toda una garantía.
La cena digo, y ahora me refiero al menú ofrecido... Bueno, no sé, no sé, si continuar. No quisiera darles envidia, amigos de El Adelantado, pero qué quieren que les diga, fue espectacular. Ibéricos castellanos y langostinos "sanluqueños" como entrantes; buenos caldos de la Ribera del Duero y blancos verdejos castellanos por doquier que maridaban a la perfección con la materia prima presentada... pero permítanme loar, un año más, la sublime, majestuosa y generosa "merluza del Cantábrico a la romana con espárrago blanco y salmón ahumado al estilo "Cuchareta". De quitarse el sombrero. Ni en San Sebastián la encontrarán igual. El mismo Emiliano Rodríguez, exquisito gourmet donde los haya, me comentó que hacia años que no probaba un pescado, la susodicha merluza, de tanta calidad. Lo mismo me dijo el "presi" Agustín Cuenca. Luego llegó el lechazo asado a modo de degustación, ¡no va más!, y, finalmente, la exquisita tarta de "La Duodécima" que preparó Angelines. Qué quieren que les diga, amigos de El Adelantado, de verdad que no quería contarlo, más que nada por no provocarles ésa sana envidia a la que me referí anteriormente, pero...¡qué caramba! Si no lo cuentas no es lo mismo, porque sólo "el que va lo ve", como decimos por Riaza.
Y acabo, un día grande pues, de madridismo total el que disfrutamos en Riaza. De ejemplo de convivencia (convivir es vivir) tranquila, sana y pacífica como no podía ser de otra manera entre riazanos que portan en su ADN las mejores de todas las virtudes posibles, con la humildad, hospitalidad y naturalidad siempre por delante. Y que además de todo eso, son, somos, madridistas desde que tenemos uso de razón...¿Se puede pedir más?
¡¡Maadrid, Maadrid, Maadrid, Hála Madrid, y Nada más, y Nada más,...Hála Madrid!!
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