Víctor Barrio
pasea una oreja en Las Ventas. / LASVENTAS.COMEl pellizco no despierta la pesadilla. El sol sale cada día, pero aquí no brilla. Aunque el calendario sigue tachando fechas, el tiempo se paró hace cinco años. Fue en Teruel, una plaza que debía izarlo hacia el púlpito de las grandes ferias y, desatinos del destino, lo convirtió malintencionadamente en leyenda. Un mar de lágrimas.
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