Riaza Los Gayumbos desde 1990

Cuando el pasado domingo los matadores de toros "Rafaelillo", Javier Castaño y Serafín Marín abandonaron el ruedo de la Monumental de Las Ventas de Madrid tras despachar la última corrida de toros de Miura al son de las notas musicales del pasodoble torero dedicado a nuestro paisano Victoriano de la Serna (letra de Jesús Porras y música del maestro Martín Domingo), el ciclo taurino más largo e importante del mundo, la Feria Taurina de San Isidro (el Mundial "oficioso" de la Tauromaquia), se dio por terminado.

Atrás quedaban 31 días consecutivos de toros (24 corridas de toros, 3 novilladas y 4 festejos de rejoneo a caballo) en las que hubo y vimos de todo, como en botica. Si sumamos las tres tardes del prólogo o preámbulo que supuso la miniferia de la Comunidad de Madrid celebrada en los primeros días de mayo, nos vamos a un total de 34 festejos. Centrémonos, sin embargo, en lo fundamental: las corridas de toros (veintiséis sumando las dos de los días 2 y 3 de mayo pasados).

Vamos, pues, con el balance final. Empecemos por los toreros... Triunfo rotundo e incontestable de la figura francesa Sebastián Castella con "Jabatillo" de Alcurrucén. Los hay que le han puesto peros (se equivocan) a una faena rotunda, valerosa y artística, que ha sido la mejor que le he visto al francés en Las Ventas durante la última década (y no me he perdido ninguna). Es bien cierto que el ejemplar de los hermanos Lozano fue magnífico, extraordinario diría yo (¿se acuerdan ustedes de "Gabacho", aquel castaño de la misma ganadería con el que sublimó el toreo Julio Aparcio el 18 de mayo de 1994? ¿o del novillo-toro "Afanes" en la triunfal presentación de El Juli en Madrid el 13 de septiembres de 1998?). "Jabatillo", igual que sus antepasados "Gabacho" y "Afanes", lo tuvo todo: enorme trapío, fijeza, profundidad en la embestida, transmisión, fuerza, nobleza, raza, clase..., el toro soñado por todos los toreros, pero con el que había que estar a la altura que estuvo Sebastián, y eso es algo que queda solo para los elegidos. Castella, sin duda, se ha puesto en máxima figura del escalafón y no va a ser fácil que sus compañeros le arrebaten el liderazgo conquistado el miércoles 27 de mayo. Tras el triunfo, Castella ha dicho que quiere mandar en el toreo. Eso ya son palabras mayores. Otra cosa. Los mandones del toreo han sido muy poquitos...Belmonte, Manolete, El Cordobés y ahora está en ello El Juli. A Sebastián le falta aún recorrido.

Otro que, en mi opinión, ha causado sensación ha sido Alberto López Simón, auténtico protagonista principal del ferial isidril al haber derribado las puertas del exclusivo circuito taurino, del sistema, con sus triunfos en la Corrida Goyesca del dos de mayo con los magníficos ejemplares de Montealto y en la tarde del 24 de mayo con reses de Las Ramblas. Dos puertas grandes muy de verdad las del madrileño, aunque la primera de ellas no se pudo llevar a termino porque el torero hubo de pasar a la enfermería tras haber sido cogido de gravedad. Lo de López Simón no es "revelación" (Taurodelta le ha galardonado con el "Premio Revelación"), sino constatación y confirmación de que estamos en presencia de un torerazo que puede marcar época. Alberto es un torero especial, singular, dotado de un enorme valor y de una tauromaquia sin trampa ni cartón. Tiene "cosas" de Tomás y Talavante. Será, ya lo es, un torero "a seguir" por todos los buenos aficionados al arte de Cúchares.

Dos toreros en sazón, más veteranos, pero igualmente dispuestos a cambiar de vida, Morenito de Aranda y Eugenio de Mora, han triunfado rotundamente en Madrid, y ya por el norte taurino empiezan a sonar sus nombres para ser acartelados, igual que López Simón, en sus principales ferias. Manuel Escribano y "Rafaelillo" estuvieron soberbios y muy por encima de sus respectivos oponentes: el primero con un encastado y difícil "adolfo" y el segundo con un Miura noblote y pastueño.

Punto y aparte merece la valentísima y notable actuación de Saúl Jiménez Fortes con la mansota y astifina corrida de Salvador Domecq. Derrochó pundonor y valor a raudales y acabó postrado en la enfermería con una terrorífica cornada en el cuello que le pudo costar la vida. Las manos de don Máximo hicieron el milagro en el quirófano. Saúl sale de Las Ventas muy reforzado.

Bastante bien han estado Alejandro Talavante y Daniel Luque, y bien, a secas, Diego Urdiales, Adame, Fernando Robleño y Juan del Álamo, mientras que Juli, Morante, Manzanares (a pesar de su orejita), Perera y El Cid (se topó con una infumable corrida de Victorino) han pasado casi desapercibidos. Y han cumplido con un aprobado raspón Abellán, David Galván, Iván Fandiño y

Víctor Barrio

(de nuestro paisano siempre esperaremos mucho más, pues sabemos muy bien de lo que es capaz).

Y ahora vamos con el capítulo ganadero. La tónica general ha sido la mansedumbre y falta de fuerzas. Algún que otro buen toro suelto de El Cortijillo, Valdefresno, Fuente Ymbro, El Torero, El Montecillo, Parladé, Nuñez del Cuvillo, El Pilar, Puerto de San Lorenzo, Baltasar Ibán, Victoriano del Río ...y poco más. Ya digo que fueron reses sueltas que para nada justifican el fracaso del conjunto de cada una de ésas ganaderías.

El auténtico corridón completo de lo que va de temporada en Madrid tuvo lugar el 2 de mayo con las reses de Montealto. Éxito rotundo del ganadero Agustín Montes que sirvió, y mucho, para el triunfo de Morenito de Aranda y López Simón; seis ejemplares igualados en sus hechuras y trapío, muy bravos y enrazados, producto de la exigente selección de vacas y machos que lleva a cabo Agustín Montes en sus fincas de Cabanillas de la Sierra y Navalafuente que, además, cuida escrupulosamente la alimentación de toda su cabaña (algo tendrá que ver, digo yo, los piensos naturales del nordeste segoviano que suministra a Montealto desde hace años nuestro vecino de

Fresno de Cantespino

, Nicolás). La otra ganadería triunfadora del largo serial madrileño ha sido, sin duda, la de Juan Pedro Domecq, igualmente por su presentación y el excelente juego que dieron en el ruedo propiciando el lucimiento de Finito, Talavante y Luque. Y no hubo más. No busquen más.

La decepción, la gran frustración, vino de la mano de las consideradas ganaderías duras (?). Tanto los "pablorromeros" de Partido de Resina, como los Cuadrí, los "adolfos" (mejor "adolfitos") de Adolfo Martín, o los de Victorino Martín y Miura, pegaron el gran "petardo" de la temporada. Los aficionados que se autodenominan "toristas" se quedaron sin argumentos en su intento de defender lo que no tiene defensa alguna. Los guapos y bellos toros de Partido de Resina y Celestino Cuadrí hace tiempo que no están para nada...mansos, parados, flojos. Un desastre. Los de Adolfo, impresentables: cuatro "raspitas de sardina" sin el mínimo trapío exigible para la primera plaza del mundo e increíble fue que los veterinarios no echasen la corrida completa atrás (ni en

Riaza

hubieran pasado el reconocimiento). Mejor presentada estuvo la de Victorino Martín, pero sin fondo alguno, ni "alimañas" ni nada de nada, todos mansos y muy flojitos. Batacazo ganadero que arrastró con su fracaso al torero (El Cid); la "miurada" nada tuvo que ver con la del pasado año y volvió por donde solía. Todos inválidos. Una verdadera lástima que ganaderías tan legendarias hayan perdido la esencia que en días no tan lejanos las situara en las preferencias de todos los buenos aficionados, pero es lo que hay.

A los toristas (los "istas" están mejor en los campos de fútbol) de nuevo cuño, a esos recién llegados, que por beber en las fuentes del dogmatismo más radical de algunos aficionados de Las Ventas, creyendo que de esta manera obtendrán el "grado de entendidos" por la vía rápida, hay que decirles que tranquilos, paso a paso. Los "grados" en Las Ventas duran 30 años y el "doctorado" 50, lo que supone haber visto más de 3.000 corridas y más de 20.000 toros solamente en Madrid. Les recomiendo, por tanto, paciencia que al final, todo se andará.

Y acabo. Hace unos días el presidente de la UCLT (Unión de Criadores de Toros de Lidia) que engloba las 360 ganaderías principales del país, Carlos Nuñez, anunció la creación de la Fundación del Toro de Lidia para la difusión, promoción y defensa del toro de lidia y sus valores culturales. Bienvenida sea la idea, pero cuidado con que los árboles no nos dejen ver el bosque. La mejor defensa de nuestra incomparable Fiesta Nacional ha de venir del empeño y profesionalidad de los ganaderos de bravo. El toro es la esencia y principal protagonista de la Fiesta. El toro bravo e íntegro. Sin él no hay Fiesta. La cría de reses bravas en la inmensidad de nuestras dehesas es la que marcará el futuro sostenible del espectáculo taurino. Si nos seguimos conformando con que "sirvan" un 10% de los toros que se lidian, las corridas de toros acabarán siendo un paripé insoportable, avocado a un triste final. No hay otro camino mejor para consolidar la Tauromaquia que la búsqueda constante del mejor método en busca de la excelencia de nuestro campo bravo.