Riaza Los Gayumbos desde 1990

Solo apenas 24 horas después de que se celebre en Milán la final de la Champions League (sábado, 28M) en la que los españoles esperamos tener representación de alguno o algunos de nuestros equipos de fútbol (Atlético de Madrid, Barcelona y Real Madrid están en la pomada), tendrá lugar en Madrid (domingo, 29M) otra gran final, taurina en este caso: el Mundial del Toreo (Feria de San Isidro 2016) en la Plaza de Toros de Las Ventas del Espíritu Santo de la capital de España. En la Plaza de Toros de Madrid, sin más matices. Y en él, en ése Mundial Taurómaco, los segovianos sí que tenemos asegurada nuestra representación: el matador de toros grajerano

Víctor Barrio

, como por otra parte no podía ser de otra manera. Llega hasta ahí por méritos propios. Por su trayectoria acreditada y por su brillantísima temporada de 2015 que no les voy a recordar aquí y ahora porque, como buenos aficionados y seguidores del torero del nordeste segoviano, todos la recordamos y tenemos muy reciente: arrolló por donde quiera que pasa

El cartel que se anuncia para el último domingo del mes de mayo en la Catedral de la Tauromaquia es interesantísimo para el paladar del buen aficionado: Iván Vicente, que el pasado verano estuvo a punto de salir en volandas camino de la calle de Alcalá; Alberto Aguilar, torero muy del gusto del sabio público madrileño y... "nuestro" Víctor Barrio. La corrida de toros pertenece a la ilustre y prestigiosa ganadería de Baltasar Ibán que en el pasado ferial isidril lidió unos ejemplares de impecable presentación y trapío, si bien no fueron aprovechados como debieran por la terna que actuó en la tarde que dio inicio a la que se da en denominar, por muchos, "semana torista" (que luego resultó un fiasco, dicho sea de paso).

Los "ibanes" de El Escorial no son reses desconocidas para el grajerano-sepulvedano-riazano. Muchos son los triunfos rotundos obtenidos por Víctor cuando los ha tenido enfrente en distintas plazas de toros. Baste recordar la memorable tarde del 17 de agosto de 2014 en Cantalejo con una corrida que fue toda "una tía" (terrorífica, se decía antaño). Ejemplares con mucha cara y de pitones muy astifinos; bravos, encastados y con mucha "romana". Dos faenas para el recuerdo las ejecutadas por Víctor, que encandiló al respetable público cantalejano. Éxito rotundo e inapelable el suyo donde los haya. En ése mismo festejo, por cierto, fue herido el paisano Javier Herrero y Damián Castaño indultó un toro. Corridón, pues, de Baltasar Ibán. Ojalá que la corrida que llegue a Madrid desde la finca escurialense del "Cortijo Wellington" se asemeje, en fondo y formas, a la de aquella tarde de toros inolvidables, o que esté en su conjunto en el buen "son" de la lidiada la pasada temporada en San Isidro que les recordé en el párrafo anterior.

Poco más necesita Víctor, creo yo, para asentar definitivamente su ya brillante carrera profesional. Ojalá, no obstante, que los de Vistahermosa colaboren. Ojalá que los de Baltasr Ibán "transmitan" emoción a los tendidos al estilo de aquel "Bastonito" irrepetible (el toro más fiero que he visto jamás) con el que el 7 de junio de 1994 libró una batalla "cuerpo a cuerpo" el maestro colombiano César Rincón que ha quedado para siempre en la retina de los entendidos cabales del foro matritense. Y digo esto, porque si con el toro bondadoso y colaboracionista Víctor anda sobrado de torería y técnica artística, es con el difícil, con el complicado y encastado, cuando el segoviano da toda la verdadera dimensión de su amplísima Tauromaquia. De su valor auténtico y de su entrega constante. ¿Recuerdan aquellos encastadísimos "santacolomas" de Rehuelga en su presentación como novillero en Madrid? ¿O en 2014 en El Burgo de Osma con el complicadísimo "albaserrada" de Adolfo Martín? ¿O en 2015 en Valdemorillo con su segundo de Alcurrucén? ¿O más recientemente en la plaza de toros de

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con su segundo, aquel castaño de Torrealba que no dejaba de mirarle a los alamares y al pecho? Hay muchos otros ejemplos de tardes especialmente duras en las que siempre salió airoso, victorioso, por su enorme aptitud y actitud en el redondel (el maestro Paco Camino dice que el "figurón del toreo es aquel que lo demuestra con el toro, bueno, el malo y el regular). En ello está Víctor por su gran profesionalidad y por la sentida pasión y respeto que tiene por su profesión, a la que llegó por una enorme vocación espontánea e imbuido de una afición insuperable que, a día de hoy, mantiene intactas.

Anda ya el joven Víctor por su cuarta temporada de matador de toros. Cuatro temporadas impecables aunque injustamente cortas en número de festejos toreados a pesar de haber logrado el respeto de todos, compañeros de profesión, afición y crítica entendida. Se merece mucho más. Es joven, como decía anteriormente, y le quedan años por delante para sumar, para escalar puestos en el escalafón. Hay margen de maniobra, de mejora constante para alcanzar la cumbre por la que suspira con legítima ambición. En el toreo, como decía siempre "Antoñete", y hace pocos días el mismísimo "Juli", no se deja de aprender todos los días y se sueña permanentemente con la faena ideal que nunca acaba de llegar. Y es que la excelencia, la perfección, no existe. Pero todo se andará porque lo mejor está por llegar para Víctor. Tal vez en ésa finalísima de su "Champions" particular del 29 de mayo próximo a la que aludo en el titular de este artículo.

Y acabo, queridos amigos, los madridistas (jejejeje) tendrán que abandonar a toda prisa el estadio Giuseppe Meazza (antiguo San Siro) de Milán con la Undécima bajo el brazo y regresar a Madrid para estar en punto, a las 7 de la tarde del día siguiente, en Las Ventas. Víctor, estoy seguro, va a ir a por todas desde el minuto cero como un león de Castilla si lo hubiere. Lo hará con su toreo clásico y fundamental por bandera. Con su lícita aspiración cargada de razones por llegar a ser figura indiscutible del toreo. Y los segovianos amantes del arte de Cúchares van a estar ahí, a su lado. Como siempre.