Riaza Los Gayumbos desde 1990

Desde el viernes 6 de mayo hasta el domingo 5 de junio tendrá lugar en la Plaza de Toros de Madrid la Feria de San Isidro, o lo que es lo mismo: el Mundial de la Tauromaquia, no en vano, el coso de la calle Alcalá madrileña está considerado como el número uno del mundo, y su afición, como la más numerosa y entendida del planeta.

Serán 31 festejos consecutivos (24 corridas de toros, incluidas la extraordinarias de la Prensa y Beneficencia, otras 4 de rejones y 3 novilladas con picadores) en los que participarán los principales toreros del escalafón y las más destacadas ganaderías del país. Es cierto que se echa en falta la presencia de dos figuras como Joselito Adame y Morante de la Puebla, pero la respuesta de su "no" a Taurodelta, ellos y la empresa sabrán. No obstante de estas ausencias, el ciclo taurino es muy interesante y de altísimo nivel, y se me antoja muy importante para el porvenir de la Fiesta a corto y medio plazo.

Sí, la Feria de San Isidro 2016, ése gran invento que se sacó de la chistera don Livinio Stuick en 1947, por entonces gerente de la plaza. Madrid había tenido su abono antes de nuestra guerra civil, pero después no se volvió a reanudar. Las corridas y novilladas se programaban los domingos (y a veces los jueves) indistintamente. Don Livinio (el mejor empresario que ha tenido Las Ventas) organizó una feria de forma tímida (cuatro corridas y una novillada). En 1948 subió a ocho corridas y, veinte años después, en 1969, don Livinio dejo la gerencia de la empresa de Jardón por motivos de salud con una feria que contó con dieciseis festejos. Como la empresa Jardón tenía derecho de tanteo continuó una década más con la gestión de la plaza, hasta 1979. Luego Canorea, y tras él Martín Berrocal, cubrieron dos temporadas erráticas hasta que llego el poderoso Manolo Chopera; con él vivió la plaza de Madrid su mayor esplendor en cuanto a consolidar el número de abonados. Fueron diez años (1981-1991) de estabilidad, de crecimiento y de acontecimientos imborrables: el retorno de Chenel en 1981; la denominada corrida del siglo con Victorino, Esplá, Palomar y Ruiz Miguel en 1982; el toro "Belador" (sí, con "B", no con "V")que toreó Ortega Cano en la Corrida de la Prensa de ése mismo año, el único indultado en la historia de la plaza; y muchos más acontecimientos de primer orden. Tras Chopera llegaron los Lozano (Pablo, Eduardo y José Luis). Quince años en los que administraron la suculente herencia recibida de Chopera, quince años que sirvieron para aumentar todavía más la asistencia al coso y el número de abonados. La larga andadura de los hermanos Lozano marcó toda una época en la que los dos hitos principales fueron el bombazo de Cesar Rincón y sus cuatro puertas grandes del año 1991, y la explosión de José Tomás. En enero de 2005 José Antonio Martínez Uranga se hizo cargo de la gestión de Las Ventas y ahí están sus herederos con la empresa Taurodelta a toda máquina. No crean que todo ha sido un camino de rosas, no. Ha habido sus luces y sombras en este largo recorrido de la Plaza de Toros de Madrid, pero ahí está, como la Puerta de Alcalá, marcando el rumbo de la Fiesta.

Y acabo con este breve viaje en el tiempo sobrevolando sobre la historia de Las Ventas para volver inmediatamente sobre la Feria de San Isidro 2016. El primer plato fuerte de la misma llegará el próximo domingo con la corrida de "Montealto", la ganadería madrileña (Navalafuente) propiedad de Agustín Montes que supo ensamblar, hace algo más de una década, la potencia de los "motores" de las vacas de El Ventorrillo con la calidad de un semental extraordinario de Luis Algarra. Una fórmula de indudable éxito empresarial cuyos resultados no se hicieron esperar: toros de bellas hechuras, con trapío, bravos, astifinos y encastados, de los que aseguran la emoción en el ruedo y el tendido. Basta con recordar el "corridón" que lidió "Montealto" el pasado 2 de mayo de 2015 en Madrid y que supuso el triunfo rotundo de López Simón y Morenito de Aranda en aquella tarde épica y triunfal.

Al día siguiente, el lunes 9 (día de nuestro patrón San Gregorio en

Riaza

), nos espera una novillada de postín que contará con los tres mejores novilleros del momento, ya en puertas de tomar la alternativa: Ginés Marín, Álvaro Lorenzo y "Varea". Y, por más señas, decirles que en mi hoja de ruta tengo señaladas "en rojo" las fechas por las que desfilarán las reses de ganaderías tales como "Flor de Jara", Juan Pedro Domecq (ojalá que como en su mejor versión, como la de la temporada pasada), "Puerto de San Lorenzo", "Alcurrucén", "Baltasar Ibán" (con nuestro paisano

Víctor Barrio

en el cartel), "Adolfo Martín", "Saltillo", Victoriano del Río, Celestino Cuadri, Victorino Martín y "Miura". Hay donde escoger, pero como siempre digo hay que procurar verlo todo porque donde menos se espera salta la liebre.

No quisiera terminar sin hacer referencia al principal problema con el que se enfrenta el futuro de la Fiesta, y que no es otro que el de la irresponsabilidad e ignorancia del poder político. La cultura y la política, de toda la vida, son conceptos que deben ir de la mano, aliados. Nunca contrapuestos. La injerencia contaminante de intereses partidistas es lo peor que le puede ocurrir a cualquier manifestación artística, porque el principio fundamental más elemental y primario que ha de regir la cultura es la libertad. Privar a la Tauromaquia de esa libertad es tanto como privarla de su propia esencia. Cualquier manifestación cultural, cuando se infecta de tentaciones radicales o simplemente se transforma en argumento electoralista, pierde de inmediato su identidad cultural. Por ello, los Toros, como cualquier otro arte, debe respirar en libertad. La cultura ni se prohíbe ni se impone. Lo que tienen que hacer los políticos, el poder político, es defenderla y fomentarla. Y llegados a este punto, convendría recordar el artículo 44 de nuestra Carta Magna (la Constitución que votó en referéndum la inmensa mayoría del pueblo español en 1978) que consagra el derecho de todos los españoles al acceso a la cultura. Porque los toros son y hacen cultura. Sin la fiesta quedarían ayunos museos. bibliotecas, cinematecas y teatros; ni los más ajenos a ella podrían disfrutar de mucha poesía y literatura; oyendo óperas, cuplés e infinita música popular. Pero además, los toros son cultura por derecho; han fraguado tradiciones, forman parte de la psicología colectiva; constituyen un mito, un rito, una de las máximas simbologías comunes, trascendiendo en enorme medida el propio lenguaje. Cultura del toro bravo. Cultura de la lidia con su técnica, arte, estética y ética. Cultura de la fiesta en sí, acontecimiento tan popular como culto.

Hay otros problemas de régimen interno de nuestra Fiesta que debemos resolver los taurinos para asegurar la sostenibilidad del espectáculo, pero siempre menores en comparación con el acoso de los intransigentes antis de siempre y los de nuevo cuño político a los que me refería en el párrafo anterior. Atravesamos por momentos de incertidumbre que se han visto favorecidos por la severa crisis económica soportada desde 2007 y por los días confusos que vivimos en todos los ordenes sociales. La Fiesta no ha sido ajena a ellos. Pero creo, sinceramente, que todos los estamentos implicados en la Fiesta Brava (toreros, ganaderos, empresarios y aficionados, principalmente) deberíamos reflexionar muy seriamente sobre el futuro de la fiesta brava porque hay muchas cosas que se pueden hacer mejor. Equivocándose los menos posible. Y a ello hemos de ponernos sin más dilación. Vamos a ver si San Isidro confirma este inicio esperanzador de la temporada en curso. Y sean felices, hablemos de toros sin complejos de ningún tipo ahora que tenemos la ocasión...¿Dónde vas? ¡Pues a los toros de San Isidro! ¿Y qué es eso de los toros? ¡Pues la fiesta más culta del mundo!

En definitiva, más de un mes de toros por delante en Las Ventas del Espíritu Santo. Tiempo de hablar de toros...¡Comienza el Campeonato Mundial de Tauromaquia! De toreros y ganaderías. En la Plaza de Toros de Madrid. ¡Ahí es ná! A dos pasos de

Riaza

, de

Sepúlveda

, de Ayllón...de Segovia. A disfrutarlo todos y que Dios reparta suerte. ¡A los toros!