Se trata de una anciana francesa que veranea en el pueblo y era muy conocida en Aldealengua por su simpatía
El río
Riaza
a su paso por Aldealengua de Santa María. / Arturo C-53En el municipio de Aldealengua de Santa María, en el nordeste de la provincia, cerca de
Ayllón
y casi en el límite con Soria, hay un «hondo pesar». La alcaldesa, Esperanza Martín, tuvo noticia de la pérdida poco después de que dos vecinas del pueblo avisaran del triste hallazgo. Estaban paseando por la ribera del río
Riaza
, por el paraje conocido como La Poza, y vieron algo flotando en el agua. Al principio no advirtieron qué era, luego vieron que era una mujer, aunque no la reconocieron. Después, cuando el juez de
Sepúlveda
y el juez de paz del pueblo, Salvador Andrés, acudieron al levantamiento del cadáver, supieron que se trataba de Carmen ‘la Francesa’, una vecina del pueblo que tiene su residencia en París pero pasaba muchos meses, desde abril hasta octubre, en Aldealengua.
Esperanza Martín quiere «recordar a Carmen por la simpatía que demostraba y por la compañía que ha hecho a todo el pueblo, sobre todo a las mujeres jugando a las cartas en la plaza, porque teníamos mucha relación y nos hacíamos compañía mutua». El martes, declara la alcaldesa, Carmen (la Francesa para todo el pueblo) estuvo jugando a las cartas. «Estaba normal, en la plaza», recuerda. Pero Carmen vivía sola y nadie la echó en falta por la mañana. Las dos vecinas que paseaban de camino a la huerta hacia las 10:15 la vieron «metida en el río», y enseguida avisaron a la Guardia Civil y al Ayuntamiento.
La zona de La Poza es un paraje pintoresco de Aldealengua de Santa María, donde hay varias huertas; allí el río
Riaza
tiene más profundidad que en las otras partes del cauce, pues sobre todo al final del verano lleva poco agua. Pero para sacar el cuerpo de Carmen tuvieron que intervenir los bomberos, después de que llegaran el juez de
Sepúlveda
y los agentes de la Guardia Civil.
Al principio no la reconocieron relata la alcaldesa, porque aunque estaba vestida «no tenía sus gafas y la cara estaba hinchada». Tampoco llevaba documentación encima. El juez ordenó la autopsia de la fallecida, aunque en principio el cuerpo no presentaba ningún signo de violencia y luego sí, pudo ser identificada.
Nadie había denunciado su desaparición, vivía sola durante los meses que pasaba en el pueblo, casi toda la primavera y el verano, aunque unos sobrinos viven en un pueblo cercano y fueron los primeros en ser avisados de la desgracia. Después supieron la noticia sus hijos, que viven en París, donde ella tenía su residencia principal el resto del año.
La mujer, que rondaba los ochenta años de edad, ya no está con sus amigas de Aldealengua. A Carmen la Francesa le echarán de menos sus compañeras de juegos de cartas. Y en el pueblo, como dice la alcaldesa, «hay un hondo pesar» por la muerte inesperada.
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