Riaza Los Gayumbos desde 1990

Primavera 2024

El tiempo - Tutiempo.net
 Usuarios registrados: 679
Usuario
Contraseña
Visitas: 12.123.157   
Estas en:
  Actualidad
Palabras:   Fecha:   Buscar
<< Volver
[DEPORTES]
jueves, 09 de febrero de 2017 22:45
Visitas: 1342
Del campo base del Everest al Pico del Lobo
Fuente de la Noticia:  
marca.com
Me Gusta  0  Les Gusta
No me Gusta  0 No les Gusta

La vida es una paradoja: hace un año y medio me tuve que "autorescatar" junto al Campo Base del Everest bajando con la mascarilla de oxígeno y la bombona en la mano caminando por el sendero del Kumbu (foto superior)... y ayer me tuvieron que rescatar agentes del GREIM de la Guardia Civil en el Pico del Lobo, a 2.200 metros y 2,5 kilómetros de mi casa (foto inferior).

noticia

Y no fue una cuestión de que yo me confiara: el propio Pico del Lobo ya me enseñó que no puedes subestimar a una montaña ni aunque sea la que tienes más cerca de casa, ni aunque "sólo" tenga 2.000 metros.

El Pico del Lobo (2.274, Sierra de

Ayllón

) es la montaña donde más he aprendido. Puede que haya subido medio centenar de veces en los últimos cinco años. En verano, en invierno, con tormenta, niebla, sol, nieve... Con esquís, zapatillas, crampones... Corriendo, caminando, en bici (eléctrica), esquiando...

El Pico del Lobo me ha enseñado mucho. Subí un día de verano y de sol... y murió mi teléfono móvil del tormentón que cayó de repente y sin aviso en la cima. Subí otro día de lujo en verano y se puso tal niebla en un cuarto de hora que tuve que tirar de lo mejor de mí para poder volver a casa por no haber llevado un GPS. Me he dado la vuelta sin cumbre varios días, sólo y acompañado, normalmente a causa del viento. Es uno de los lugares clásicos que sale en el Telediario en la "pole" de rachas de viento (aunque ponen "La Pinilla"). Y también es un clásico en los rescates, se pierde mucha gente... se han llegado a extraviar durante muchas horas y noches enteras de rescate agentes, bomberos y montañeros locales.

Es una montaña que amo, que respeto, que conozco bien y que está justo encima de mi casa. Jamás pensé que tendrían que venir a rescatarme allí, sobre todo a estas alturas de la película.

Pero la canción dice "Ain´t no mountain high enough". "No hay montaña suficientemente alta (que no pueda ser escalada). Y yo añadiría que sí, que es verdad, pero que también debería cantarse "Ain´t no mountain little enough"... Vamos, que no hay montaña suficientemente pequeña donde no pueda pasar un drama si la naturaleza se cabrea y te pilla sin el equipamiento y sin ayuda.

Tengo el dudosísimo honor de que los GREIM de

Riaza

ya me han rescatado dos veces. La primera, en una carrera, el trail de

Riaza

, en la que me casqué un tobillo bajando la Buitrera y me quedé cojo, inválido, tapado con una manta térmica, en un control de la carrera y en un paraje inaccesible excepto andando... Y vinieron a por mí en helicóptero. Yo me moría de vergüenza, porque uno siempre piensa que le llevarán en helicóptero si es un infarto, y no un tobillo. Pero me explicaron que sólo había otra forma de sacarme de allí: en una camilla porteada por dos agentes. Y hay muchos kilómetros de sendero y mucho desnivel hasta

Riaza

, así que mejor el "pájaro".

¿Veis la paradoja? En Chukkung, junto al Campo Base del Everest, a más de 5.000 metros y con un edema pulmonar leve, no vino el helicóptero porque no pueden volar de noche en esa zona. Y en la Buitrera, a menos de 2.000 metros y sólo por un tobillo, apareció un helicóptero con tres guardia civiles que me cargaron en brazos a la aeronave para dejarme en la puerta de un hospital.

Es una paradoja, pero también un mensaje: cuántas veces nos quejamos de nuestro país... Y sin embargo tiene servicios alucinantes. Tengo un carísimo seguro para que me rescaten en cualquier lugar del mundo a menos de 7.000 metros y en Chukkung no me sirvió de nada. Y si me hubiera pasado algo en Ojos del Salado, hace tres meses, tampoco (un montañero vasco murió allí hace dos años porque en dos días no fue un helicóptero a por él, con un edema pulmonar a 6.800 metros).

Y luego resulta que en

Riaza

me rescatan y además me dicen que no necesitan los datos del seguro, que el GREIM es gratis para todos. Siento ser tan rotundo, pero en esto somos un país bestial: los GREIM son un lujo y lo digo porque he entrenado con ellos, porque los conozco y porque me han sacado las castañas del fuego dos veces. Y siempre gratis, con sonrisas y ánimos.

noticia

Y la segunda vez que me han rescatado, aún más dura para mi orgullo y dignidad, fue ayer en el Pico del Lobo. En mi montaña. Esta vez no logré encontrar el camino solo a causa de la niebla pese a varios intentos. Al final, tenía claro que iba a perderme del todo y los llamé cuando estuve en un lugar conocido: en las ruinas del antiguo remonte del Pico del Lobo.

Una cosa que hay que saber y que va absolutamente en contra de la filosofía del "montañismo ligero" que abanderan algunos ahora (y que respeto pero no comparto), es que en la montaña nunca sabes qué va a pasar. Eso la convierte en excitante. Siempre es una aventura. Nunca decepciona. Pero eso quiere decir que no hay final feliz garantizado.

Me encanta la película "Everest" por su crudeza. Reproduce hechos reales, buenos y malos, sin sensacionalismos y sin ocultar las dos caras de la montaña. La vida es así y la montaña también. No siempre te rescata Rambo a 8.800 metros cargándote con una mano y con dos balazos.

Aunque, dicho sea de paso, si Rambo existiera, sería un GREIM.

Pero por eso hay que llevar de todo y el "montañismo ligero" dispara los riesgos. Fijaos: yo salí ayer a hacer esquí de montaña a una estación de esquí de la que no iba a salirme, en un día frío pero con buena meteo (un poco de niebla abajo, pero nada serio). Y acabé en un pico a 2.200 metros, con un viento huracanado y una niebla masticable, esperando un rescate.

¿Por qué? Bueno, todo se fue liando poco a poco. Como puede pasar en la montaña. La cosa se descontrola y ya no puedes pararla. Y a mí me pilló en la mochila con un montón de cosas inútiles en la pista de esquí de la que no pensaba salir (unos crampones, un plumas, unos guantes dobles, agua y comida). Pero esas cosas fueron vitales al final dado que las circunstancias me colocaron en un pico, con temporal, de viento, niebla y frío, a más de 2.200 metros.

Y sin embargo no cogí el GPS. ¿Quién coge un GPS para ir a esquiar a una estación de esquí? Pues si lo hubiera cogido, me hubiera ahorrado la llamada a nuestros GREIM. Vinieron a rescatarme GPS en mano y me acompañaron de vuelta mostrándome el camino. Había un temporal de frío y viento muy fuerte, pero eso nos pilló con ropa y preparados. Sólo faltó el GPS. ¿Quién lo coge para ir a una estación de esquí con pistas balizadas? Pues a partir de ahora, yo.

La historia se lió y pudo ser una historia digna del telediario ("patrullas y voluntarios buscan a un montañero perdido en la noche en pleno temporal en la Sierra de Ayllón"), como pasa todos los años alguna vez en este Pico del Lobo. Pero lo gestionamos todos bien y no fue noticia: "Dos agentes del GREIM acuden al Pico del Lobo para guiar a un montañero a su casa cercana".

noticia

Lo hubiera podido gestionar yo solo si no me dejo el GPS... Pero todo se fue liando. Primero, el director me echó de la estación (no tiene derecho legal, pero yo quiero hacerme muy mayor no discutiendo). Cuando fui a salir de la estación por arriba, para coger el camino fácil a casa sin pisar su nieve, me encontré un temporal inesperado. La meteo era buena y 100 metros más abajo el día era bueno. Pero en la cumbre me tiró al suelo una ráfaga de viento y empezaron los problemas. Avanzando a cuatro patas, me tuve que poner a cubierto en la cara Sur, donde la nieve me hacía de parapeto.

El día tenía buena pinta a las 10 de la mañana foqueando por el lateral de la pista principal de la estación, pero a las 11 ya estaba metido en el lío. Aún estaba tranquilo. Estaba en mi montaña, con todo el día por delante y en la cara Sur no se estaba mal. Tenía que pensar: ¿por dónde es más fácil bajar a casa?".

Después de asomarme al Portillón del Lobo, colapsado por la nieve, me quedó claro que la primera idea era la buena: bajar por el camino sencillo. Pero entonces la niebla fue apagando el paisaje cada vez más cerca. Hasta que sólo veías la punta de los zapatos.

Y a pesar de ir con toda la prudencia, fijándome mucho, en un terreno que conozco como la palma de mi mano, me perdí. Me di cuenta cuando me apareció una pendiente que debía ser del lado contrario (a la mano izquierda en vez de a la mano derecha). Aquello no era posible. Menos mal que paré. Menos mal que remonté la pendiente que yo encontraba rara. Si no lo hubiera hecho, hubiera vagado perdido durante horas y seguro que por la noche, porque en la zona en la que entré es la vecina al Valle del Silencio, y ahí no hay cobertura.

Cuando empecé a remontar esa pendiente, me di cuenta de que era un montañón. Y si era un montañón, lo tenía que conocer. ¿Cómo no iba a reconocer un buen pico tan cercano a mi casa? Y tanto que lo reconocí. Cuando acabé la ladera resultó que vi una antena conocida. Y luego otra. ¡El Pico del Lobo! ¿Pero dónde están las ruinas del remonte? No las encontraba porque estaba mirando a un lado en lugar de al otro porque... ¡había subido por la cara Sur! Y yo pensaba que estaba al Norte del Pico de Lobo, porque esa era la ruta normal. Me había desviado, en la niebla, unos 90 grados a la derecha, hasta dejar el Pico a mi izquierda en lugar de a mi derecha.

Lo que me salvó fue pararme, darme la vuelta y subir la pendiente. Si no, la lío parda. La niebla, con el manto blanco de la nieve, es muy traicionera.

noticia

Una vez en el Pico del Lobo, pensé que todo estaba ya solucionado. Era imposible perderse. He bajado de allí medio centenar de veces: pones las ruinas a tu espalda, caminas hacia las dos, te topa con la antigua valla de la estación y luego sigues la cresta hasta el Paso del Aventadero. No tiene pérdida, ni siquiera con niebla.

Pues me perdí. Tres veces lo intenté. Tres veces acabé en lugares con relieves raros que no están en el camino que debía tomar.

Volvió a salvarme una precaución extra: como ya no me fiaba nada después de la desorientación inicial, usé la táctica de Garbancito. Marqué mi camino, para que, al menos, pudiera volver siempre al punto inicial: las ruinas del viejo remonte del Pico del Lobo.

Tres veces me perdí, pero tres veces pude volver por mis pasos a las ruinas.

Eso era importantísimo: si llamas a alguien para que venga a buscarte y no le sabes decir dónde estás... ¿Dónde va a buscarte? Y más con la noche acercándose y la niebla más espesa que un puré de patata.

La tercera vez que volví empecé a desconfiar de mí. Era mi Pico, mi casa estaba al lado, pero no era capaz de encontrar ni siquiera la vieja valla de la estación que está a 400 metros del Pico. ¡Maldita niebla! ¿No soy capaz de caminar 400 metros en línea recta? Pues no. Sin horizonte, no. Debía torcerme a un lado o al otro. Pero acababa en lugares rarísimos.

Así que saqué el teléfono y llamé a un amigo del GREIM que ya no está destacado en Riaza.

-Estoy en el Pico del Lobo, aquí hay un temporal pero llevo buena ropa. Pero hay mucha niebla y no encuentro la pista de la urbanización para bajar. ¿Crees que debo molestar al GREIM o lo vuelvo a intentar?.

-Hay un truco. Ponte de espaldas a las ruinas, camina hacia tu derecha y encontrarás la vieja valla de la estación y entonces...

-...El problema es que he intentado tres veces encontrar esa valla. Y no doy con ella. Conozco el truco. Pero ni siquiera encuentro la valla.

-Entonces es que hay una niebla bestial. No te muevas de ahí. Si te pierdes, será una movida encontrarte. Pero si te quedas ahí, es fácil. Voy a llamar a mis compañeros. Irán con un GPS y te bajan. Es sencillo y sin riesgo. Si te pierdes y no sabes dónde estás, entonces sí que habrá una liada gorda, y al sur del Pico no hay cobertura, hay temporal... Puede ser una situación muy peligrosa para todos. Pero si te quedas ahí, todo es sencillo. Ahora van.

Me sentí mal... Llamar al rescate a 2,5 kilómetros de casa. En mi montaña. Me dolía la vergüenza, el amor propio y el orgullo. Me dolían muchísimo y me sentía fatal

. Pero diez minutos después, guarecido del viento en las ruinas del viejo remonte, entendí que Sergio tenía razón (¿cómo no iba a tenerla? ¡Es un profesional de los rescates!). Aquello tenía muy mala pinta si lo volvía a intentar y ya no conseguía volver al refugio. El rescate era la única opción y no era difícil: no había que buscar a nadie, todos sabían dónde estaba exactamente. Esa er ala clave. Empecé a tener mucho frío y a pasarlo mal. El bajón de adrenalina (ya sólo tenía que esperar) te deja sin defensas y todo te ataca. Y el frío era brutal quieto, parapetado del viento, pero sin moverme.

Así que comí algo e improvisé un gimnasio en los dos metros cuadrados de parapeto. Si alguien lo hubiera rodado, hubiera sido un video de éxito. Un tipo saltando a la comba, sin comba, con crampones y vestido de nieve hasta arriba. Luego corría en el sitio. Luego levantaba y dejaba en el suelo una roca de hielo y hacía sentadillas con ella. Todo lo que pude inventarme en dos metros. Lo mejor era la comba porque calentaba el cuerpo y además los molinillos de las manos hacían que llegara sangre a las puntas de los dedos y no se quedaran helados.

El rescate fue rápido, a pesar de que sabían que no era urgente (avisé de que tenía ropa, comida y agua. Fue muy rápido, pero lógicamente, a mí la espera se me hizo eterna. Una y otra vez asomaba la cabeza y sólo se veía blanco... pero yo me imaginaba sombras que eran los agentes que ya llegaban. Pero no, era mi imaginación, que pintaba mis deseos.

Yo estaba bien, el frío era muy razonable y sólo empezaba a estar tocado después de tantas horas en tensión y golpeado por el viento frío. Y también cansado de tanto "gimnasio", pero si me paraba iba a ser peor. Nada grave, duro ni difícil, aunque el teléfono, por supuesto, dejó de tener cobertura. Pero el viento empezó a bajar. Ya no era un huracán. Sólo viento molesto y frío. Pero al niebla seguía cerrándonos las cortinas.

Finalmente oí voces. ¡Bien! ¡Pero llegaban del otro lado! Toño y José también llegaron al remonte por la cara Sur. Incluso con el GPS en la mano, se habían desviado un poco. ¡Qué niebla más traidora! "No veíamos las ruinas".

Impresionante.El resto fue buen rollo. En veinte minutos habíamos bajado 150 metros y desapareció el viento, la niebla y el temporal. Empezó a hacer buen día. Lo que habíamos vivido allí arriba era fantasmal. Parecía increíble que ese violento temporal ya no estuviera a tan poca distancia.

Lo comentamos, miramos los tres a la cumbre atrás y coincidimos: "Si no hubiéramos estado ahí hace un rato, no nos creeríamos que puede estar tan mal".

El balance fue el de tantas veces en la montaña. Una buena decisión evita todos los riesgos. Y una mala decisión puede convertir cualquier situación aparentemente inocente en un drama.

Esta vez elegimos bien.

Aunque me dejé el GPS. Un error. Ya. Es que iba a ser un día de esquí en una estación balizada.

Pero no se sabe nunca. El GPS y el frontal han pasado a ser parte del equipo imprescindible aunque haya sol y vaya a la playa.

Mi mochila montañera cada vez pesa más. Pero eso me hace cada vez mejor.

Y fin: GRACIAS AL GREIM. Son, simplemente, un lujo para nuestro país lleno de montañas, barrancos y relieves.
Me Gusta  0  Les Gusta
No me Gusta  0 No les Gusta
Para ver los gustos y comentarios de las pesonas, deberá registrarse.

Idioma:
Día a Día
Imagen del día, pulsa para ampliarla Domingo 14 de abril de 2024
¡ El Circo !
Próximos eventos
9
05
09
Próximos cumpleaños
Encuesta
¿Qué orquesta consideras la mejor de las fiestas Riazanas 2023?
Orquesta Raider
Orquesta The 8 y 1/2 Band
Orquesta La Huella
Orquesta Pikante
Orquesta Voltaje
Votar [ Ver resultados ]
Publicidad
Tiepo de respuesta del servidor: 0,171875 sg.
Fecha de Creación: 26/08/2003
© Peña "Los Gayumbos" (Riaza) 2003-2024
Web creada por: José Luis Palermo
Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra la política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola
Política de cookies +