Riaza Los Gayumbos desde 1990

Pamplona, Mont de Marsan, Arganda del Rey, Villaseca de la Sagra, Villa del Prado, Colmenar Viejo… y ayer Riaza. Hay un nombre que no deja de sonar entre los novilleros y ese es el de Francisco de Manuel. El madrileño, tutelado por el ganadero de Flor de Jara, Carlos Aragón Cancela, lleva el triunfo de manual; como su toreo, ceñido a los cánones y al buen gusto. Su concepto está marcando la diferencia entre el escalafón y así lo plasmó en el coso riazano. Cortó dos orejas, una a cada estado de su lote, tras una tarde maciza de novillero en sazón; pero de haber redondeado su segunda obra con la espada el rédito hubiera sido todavía más rotundo. Un trofeo se llevó el segoviano Pablo Atienza, que cumplió con nota su compromiso aún con la cornada reciente sufrida en Villa del Prado. No tuvo premio el jerezano Cristóbal Reyes que, pese a firmar dos faenas de buen corte, marró con los aceros. Se lidió un encierro de La Quinta -encaste Santa Coloma-, bien presentado, que embistió en el caballo pero no que no dio complicaciones, noble y de buen juego el tercero, cuarto, quinto y sexto; este último premiado con la vuelta al ruedo por su acometividad. La quinta de abono de la feria de la Virgen del Manto y

Hontanares

registró una entrada de algo más de media plaza.

Lomirecto, armónico y de buena presencia fue el cárdeno con el que se llegó al ecuador. Justa pelea en varas y no se dejó en banderrillas. Templado estuvo De Manuel, que fue sacándolo a los medios con personalidad. El animal tuvo prontitud, aunque a su salida del muletazo protestaba por alto. Por el izquierdo fue todo motor y por ahí florecieron los mejores pasajes. Finalizó de un estoconazo, algo trasero y caído, y cortó la primera oreja de la tarde. El novillo fue aplaudido en su arrastre por su buen rendimiento. Alegre de salida saltó el cárdeno que cerró plaza, al que el madrileño sujetó a la verónica y realizó un quite congelando su embestida y pasándoselo muy cerca. El animal metió los riñones en el caballo y humilló en el tercio de muleta. Tandas de fina compostura, pulcras y rematadas con mucho gusto de De Manuel, que rentabilizó la nobleza del animal hasta su final. El buen juego de muñecas fue todo delicadeza para alcanzar álgidas cotas en un trasteo que se quedó en una oreja, al no llegar a redondear con los aceros. La condición del novillos fue premiada con la vuelta al ruedo.

Bien hecho fue el cárdeno que abrió plaza, aunque su comportamiento resultó soso de principio a fin. Tras recibir un puyazo y medio, empujando con fuerza, y ser pareado; pareció que se venía arriba, pero todo quedó en un amago. Atienza brindó a De Manuel para tirar de oficio con la muleta en un aseado trasteo, sin terminar de exprimir al novillo. Despistado salió de las suertes y sin transmisión alguna. Ni para bien, ni para mal. Remató sin tino a espadas y su labor fue ovacionada. En la línea de sus hermanos saltó el cárdeno segundo del lote de Atienza, que ofreció una digna lucha en varas. Mentón hundido, pierna genuflexa y empaque del segoviano para iniciar la faena de muleta. Aprovechó el fondo del ejemplar con plasticidad y asentado de plantas para obrar una importante actuación. Pinchazo y espadazo tendido. Oreja para Atienza y aplausos en el arrastre para el novillo.

Más movilidad y temperamento desarrolló el negro que hizo segundo, al que Reyes recibió con predisposición capotera. Hasta tres veces entró al peto del caballo, echando la cara arriba. A pesar del castigo en varas, se mantuvo entero y el de Jerez de la Frontera cimentó una firme faena, con gusto. Por el pitón derecho encontró su mejor aliado y le permitió dibujar muletazos de relajada compostura. Falló con los aceros y su labor fue silenciada. Cárdeno en negro, algo bizco del cuerno derecho y corto de manos fue el quinto, que recibió dos puyazos con criterio. Quite de De Manuel por ceñidas chicuelinas y una media verónica de hinojos. Se tapó en banderillas y el tercio resultó un despropósito. Reyes toreó en redondo, largo y con elegancia, buscando siempre la colocación y el medio pecho. El andaluz aprovechó la nobleza, la repetición y la acometividad del astado, bajando la mano y ligando las pases con naturalidad. Abrochó su actuación de un golletazo y sin tino con los aceros, siendo finalmente silenciado. Otro ejemplar que fue aplaudido en su despedida.

Ficha

Plaza de toros de Riaza. Quinta de la feria de la Virgen del Manto y Hontanares. Media entrada. Novillos-toros de La Quinta, bien presentados y de buen juego, a excepción del primero. El sexto, premiado con la vuelta al ruedo por su nobleza y acometividad.

Pablo Atienza, ovación y oreja.
Cristóbal Reyes, silencio y silencio.
Francisco de Manuel, oreja y oreja.