Entre encinas. Los intensos colores de Vilacorta contrastan con la naturaleza campestre de
Becerril
, que puede admirarse con una larga caminata. El camino continúa por Riofrío de Riaza
Hay que marcarlo en el mapa, porque merece la pena. La Sierra de
Ayllón
es un secreto que se sale de los pueblos de referencia para esconderse en sus ríos, valles y bosques.
Riaza
y
Ayllón
son dos poblaciones llenas de encanto, separadas apenas por 18 kilómetros, que se recorren fácilmente por la N-110. Esta ruta por carreteras secundarias permite descubrir una zona que vivió muy aislada durante siglos, condición que le ha permitido conservar un carácter único.
En
Riaza
todos los caminos conducen a la Plaza Mayor, irregular y atractiva, con sus soportales de genuino carácter castellano. Por un costado del edificio del Ayuntamiento se llega enseguida a la iglesia de Nuestra Señora del Manto, tan robusta como airosa, que guarda un museo de Arte Sacro. Hay que caminar por los alrededores para admirar las recias casonas solariegas, blasonadas y de porte serrano.
Desde
Riaza
se alcanzan fácilmente la estación de esquí de
La Pinilla
y el desvío a Riofrío de
Riaza
, donde destaca su solitaria iglesia, que se recorta contra el perfil de las montañas. Una carretera poco transitada conduce hacia el puerto de la Quesera (1.710 m), en cuyos alrededores se puede explorar el hayedo de La Pedrosa, considerado el más meridional de Castilla y León. Además, este lugar está considerado como un santuario para ciclistas aficionados a los retos.
De regreso a
Riaza
se toma el desvío hacia la ermita de
Hontanares
, solitaria entre los robledales, y se inicia una ruta por los llamados pueblos rojos:
Alquité
,
Martín Muñoz
de
Ayllón
,
Becerril
,
Villacorta
y
Madriguera
son algunos ejemplos de esta arquitectura local en la que la arcilla define el tono que tiñe los muros de casas e iglesias y que marca la imagen de estos municipios.
Continuando por el camino, notamos que enseguida cambia la imagen de estas poblaciones y llegamos a una serie de pueblos oscuros, casi negros, de arquitectura de pizarra.
El Muyo
,
Serracín
y
El Negredo
son lugares para detenerse y disfrutar del silencio.
El agua encuentra aquí su protagonismo, donde el río Aguisejo hace de guía de la segunda parte de la ruta. Primero hay que llegar hasta el final del valle, a Grado del Pico, un pueblo que se muestra posado sobre la propia naturaleza. Las rocas parecen esculturas, los árboles guerreros y, al final, el paisaje se enmarca entre un arco iris que aparece los días de tormenta. Un escenario mágico desconocido.
Siguiendo el río Aguisejo se pasa por Santibáñez de
Ayllón
, Estebanvela y Francos (de camino a
Ayllón
), pueblos tranquilos donde casi siempre hay una iglesia austera, de trazas románicas, que forma un conjunto particular en consonancia con los altos árboles de la ribera que flanquean el cauce del río.
Así se llega a
Ayllón
, una de las poblaciones con más historia de Segovia. Los arqueólogos han encontrado restos de un poblado neolítico y se sabe que aquí se han instalado arévacos, visigodos y árabes antes de que el lugar alcanzara la gloria como villa perteneciente al señorío de Don Álvaro de Luna, uno de los nobles castellanos más poderosos del siglo xv. Por algo es uno de los pueblos más bonitos de España y eso se siente en un primer paseo por su plaza.
PARA COMER
LA TAURINA Plaza Mayor, 6. Riaza. Segovia. Tlf: 921 550 105
KEXUA Plaza Mayor, 17. Ayllón. Segovia. Tlf: 921 553 124
PARA DORMIR
HOTEL RURAL SPA SENDA DE LOS CARACOLES Calle Manadero s/n. Grado del Pico – Ayllón. Segovia. Tlf: 921 125 119
Para ver los gustos y comentarios de las pesonas, deberá registrarse.