Resulta lamentable que el PSOE politice hasta las obras necesarias para hacer accesible la Plaza Mayor de
Riaza
(
Segovia
) a todas las personas, incluidas las mayores, las ancianas, los bebés y las que necesitan andador, carrito, muletas o bastón para moverse.
Pero desgraciadamente es así y una reforma indispensable la ha parado Bellas Artes por denuncia del grupo municipal socialista, que se opone al pavimento que está poniendo la Diputación de
Segovia
en la Plaza Mayor del pueblo, financiado por el Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia, a través del proyecto de Sostenibilidad Turística “Hoces de Segovia”, que busca la renovación del piso para mejorar la accesibilidad.
El PSOE local critica que se esté sustituyendo el canto rodado llamado “gorrón”, instalado a primeros de 1970 por la empresa Luis Sanz, en donde trabajaba “Goriche” -cuando José Valentín Gil Pérez era alcalde, médico rural y cirujano abnegado y querido por todos-, por adoquines como los que tiene el centro histórico de Roma y que los romanos llaman “Sampietrini” por tomar el nombre de Piazza San Pietro. Hasta esos años cada propietario de casa en la Plaza de
Riaza
ponía en el suelo de su arcada el material que quería, la calzada era de zahorra y el ruedo, como ahora, de albero.
Alegan los socialistas que el firme de canto rodado y puntiagudo se encuentra “en perfecto estado”, pero no es cierto. Es y está intransitable, sus piedras se clavan en las plantas de los pies hasta hacerles daño, provocan caídas, dolorosas o sin consecuencias, entre sus paseantes y resulta impracticable con tacones altos, para personas mayores, ancianas o con andador, carrito eléctrico o manual, con muletas, con un simple bastón o empujando un cochecito con lactante.
La Plaza Mayor de
Riaza
forma parte de un Conjunto Histórico cuya conservación debe regirse bajo estrictos criterios de protección patrimonial, ya que fue declarado conjunto Histórico Artístico en 1970 y Bien de Interés Cultural (BIC) en 2021. Según el grupo socialista, el informe de Patrimonio “desaconsejaba el uso de adoquines en un entorno con pavimento tradicional” y “consideraba insuficiente la documentación presentada para evaluar adecuadamente las intervenciones”. El Ayuntamiento, por su parte, encargó un segundo informe al arquitecto municipal, en el que “se afirma que el proyecto cumple con la normativa”. Tras la paralización, se ha adoquinado en torno a un 26 por ciento de los soportales, permaneciendo el “gorrón” puntiagudo en el resto de los mismos y en la totalidad de la calzada
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