Riaza Los Gayumbos desde 1990

arece que fue ayer, pero ya han pasado nueve años desde que

Víctor Barrio

entregara su vida al toreo. Otro 9 de julio que no despierta de aquella pesadilla de Teruel. Sin embargo, la imagen del torero de Grajera pervive bajo una estampa dibujada con una sonrisa perenne. El torero del carisma y la empatía eterna permanece gracias a que su familia y amigos no entienden de olvido. Ahora su figura queda latente en su

Sepúlveda

materna con una estatua de bronce ubicada en la calle Barbacana, obra del escultor local Juan Emilio Cristóbal. Una talla, inaugurada el año pasado en las fiestas de los Santos Toros de la villa sepulvedana, que realza lo que fue Barrio para la

Segovia

taurina y que simboliza los valores innatos de cercanía y honorabilidad que rezumaba como persona.

Atrás quedan el inicio arrollador en sus primeros festejos en público, su eclosión como novillero en el escalafón con picadores y su laboriosa y cada vez más cercana llegada a las grandes ferias como matador, de no haberse topado con ese toro de nombre ‘Lorenzo’. Número uno de su promoción de novilleros, destacó con todo tipo de ganaderías en ferias punteras como Moralzarzal, Valdemorillo, Arganda del Rey, Guadarrama y Collado Mediano (Madrid), Villaseca de la Sagra (Toledo), Calasparra (Murcia), Algemesí (Valencia) y Arnedo (La Rioja). Además, dejó su impronta en plazas de referencia como Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao, Valencia, Zaragoza, Santander, Córdoba, Salamanca, Gijón, Almería, Palencia, Albacete y

Segovia

capital.

Tras tomar la alternativa en Madrid el 8 de abril de 2012, se fue abriendo paso en cosos de Castilla y León, principalmente en la provincia de

Segovia

, y la Comunidad de Madrid, hasta que en 2015 volvió a deslumbrar en la tempranera feria de Valdemorillo -como ya hiciera de novillero- para regresar a Las Ventas, donde toreó en cinco ocasiones como integrante del escalafón superior. La última, el 29 de mayo de 2016; poco más de un mes antes del trágico percance de Teruel. Desde entonces, el legado de

Víctor Barrio

es el más firme defensor de la Tauromaquia, tal y como él proyectaba en vida. El recuerdo del torero de la sonrisa perenne continúa más allá de cada 9 de julio. Un brindis al cielo. [Noticia completa más abajo]