En un país lleno de festivales con el mismo cartel, en el que parece que solo existen Viva Suecia, Mikel Izal y quién quiera que sea Dani Fernández, es de agradecer que siga habiendo promotores que apuesten por programaciones más exclusivas. O, al menos, más diversas.
En la segunda división de festivales españoles –en lo que respecta a los aforos–hay propuestas para todos los gustos, con veteranos como el Festival de Blues de Cazorla, el Motorbeach de Vinuesa o el Funtastic de Benidorm, muchos de los cuales traen a grupos con fechas exclusivas en España, que vienen por primera vez a nuestro país o que no suelen tocar en ningún otro evento de este tipo.
Es el caso también del
Huercasa Country Festival
, que celebró el pasado fin de semana en
Riaza
(
Segovia
) su décima edición. El festival está especializado en tocar todo el espectro de lo que se suele conocer como Americana: es decir, los sonidos que giran en torno a la música country y sus derivados.
Por allí han pasado figuras de la talla de Emmylou Harris, John Hiatt o Steve Earl. Pero, aunque este año en lo musical la gente venía para ver a Son Volt o The Jayhawks, en el festival hay un protagonista que no tiene nada que ver con la música. Y no hablamos de ninguna droga.
Que viva el panochismo
El festival está promovido y patrocinado por la marca de hortalizas precocinadas Huercasa que ha convertido a uno de sus productos en el protagonista absoluto del evento: la mazorca de maíz, que, al menos desde la primera vez que fui hace ya siete años, se vende a solo un euro la unidad.
En el festival, de ambiente familiar y repleto de niños, no hay quien se vaya sin comerse una mazorca, cocinada a la plancha y con mantequilla de hierbas. Yo en los dos días que dura he llegado a comerme una docena.
Además, en los conciertos diurnos, que se celebran en la plaza mayor del pueblo, la organización reparte mazorcas solidarias a la voluntad, una oportunidad de no parar de comer maíz en todo el día.
El resto de la oferta culinaria del festival es similar a la de otros eventos de este tipo: un espacio de foodtrucks en el que encuentras comida buena, mala y regular, pero a precios nunca demasiado baratos. La panocha a euros es el salvadidas contra el hambre que debería existir en todo festival que se precie.
[Noticia completa más abajo]
Para ver los gustos y comentarios de las pesonas, deberá registrarse.