
Turistas recorren la pasarela del Mirador de Peñas Llanas para admirar el paisaje desde él. Antonio de Torre
El mirador de Peñas Llanas de
Riaza
es conocido como el balcón de Castilla porque en un día despejado se ven cinco provincias: Madrid, Burgos, Guadalajara,
Segovia
y Soria. Y en un día bueno, se atisba la cima del Moncayo, ya en Zaragoza. El alcalde del municipio,
Benjamín Cerezo
, lo llama el `Titanic´, por su aspecto de transatlántico y porque la proa se levanta unos diez metros sobre el robledal. Su remodelación, no exenta de polémica, sacrificó autenticidad montañera a cambio de accesibilidad.
Antes de la reforma, un puente de madera enlazaba una zona rocosa, una travesía sin demasiada complejidad para un senderista medio, pero poco accesible para un público menos avezado. En lo alto había un pequeño mirador de madera para asomarse. En su proyecto para instalar miradores por toda Castilla y León –hay otros construidos o proyectados en los Arribes del Duero (Zamora), el Cañón del Río Lobos (Soria) o en Picos de Europa (León)– la Junta ofreció al Ayuntamiento de
Riaza
renovar el suyo, una idea que tuvo oposición local, apoyada por grupos como Ecologistas en Acción, que calificó la obra como «desproporcionada y chirriante para ojos y oídos, vulgariza y empequeñece lo que debería realzar, la belleza de un lugar único en el que se podía apreciar tanto el lejano pasado de la historia geológica segoviana como la amplitud de su horizonte y la presencia viva de la naturaleza serrana».
La cosa llegó a la televisión nacional, pero el proyecto se emprendió, con un tono grisáceo para acompañar la tonalidad del roble cuando se cubre con líquenes. La actuación finalizó en junio del 2021, contó con un presupuesto de 320.000 euros y su arquitecto, Antonio López Díaz, recibió el premio Otilio García por su «reciclabilidad y sostenibilidad».
Y su obra ha ganado peso. «Mucha gente estaba en contra, pero mucha a favor. Yo conozco a muchos que llevaban 40 años sin poder subir allí. Iban los jóvenes y ya está. Y apenas tenía visitas». Uno de los objetivos de acondicionamiento es evitar que los moteros transiten las piedras. «Que sea una zona de descanso, de leer». Y permite ahora subir a las personas en silla de ruedas. «Esta gente alucina, para mí eso es lo más importante, que se haya hecho accesible». Cerezo pone en valor el lugar para ver atardecer o las estrellas. «Ves bajar una serpiente de coches cuando ya ha anochecido…» Y lo todo lo que rodea a las bodas. Porque los novios que tienen un vínculo con
Riaza
suben allí a hacerse las fotos, aunque se hayan casado en otro sitio. «Yo, el primero», reconoce el alcalde.
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