El esperado desafío ganadero entre Conde de la Corte y Raso de Portillo terminó diluyéndose por la falta de juego de los astados
La localidad segoviana de
Riaza
celebraba este sábado un esperado desafío ganadero entre Conde de la Corte y Raso de Portillo que terminó diluyéndose por la falta de juego de los astados. La tarde, que prometía emoción por el contraste de encastes históricos, se convirtió en un ejercicio de voluntad de los toreros ante la nula colaboración de sus oponentes.
Desde el primer compás se adivinó que la corrida iba a transitar por un camino áspero. Los toros de Conde de la Corte y de Raso de Portillo mostraron escasa raza, poca entrega en los tercios de varas y limitadas opciones en la muleta, condicionando por completo el desarrollo del espectáculo. A pesar de ello, la terna de espadas mantuvo la disposición durante toda la tarde, buscando caminos donde apenas había terreno fértil para el lucimiento.
Damián Castaño se mostró firme y dispuesto en sus dos turnos, pero sus toros nunca rompieron hacia adelante y sus faenas quedaron en silencio. Gómez del Pilar, con oficio y recursos, consiguió arrancar algunos muletazos con vibración al cuarto, lo que le valió la única ovación de la tarde. Por su parte, Juan de Castilla apenas pudo dejar destellos de su buen concepto, pero se topó con un lote sin entrega ni posibilidades, saldando su paso por
Riaza
con dos silencios.
FICHA DEL FESTEJO
RIAZA (
SEGOVIA
), sábado 20 de septiembre. Lleno en los tendidos.
Tres toros de CONDE DE LA CORTE (1º, 2º y 6º) y tres de RASO DE PORTILLO (3º, 4 y 5º). Bien presentados, en tipo. Conjunto complicado en líneas generales. Destacó la nobleza y duración del quinto.
DAMIÁN CASTAÑO, silencio y silencio.
GÓMEZ DEL PILAR, silencio y ovación.
JUAN DE CASTILLA, silencio y silencio.
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